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Fatal Prediction Fest II: Del Infierno Resurge el Metal

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El sol de las 15 horas sobre Santiago no detiene a las hordas de poleras negras que atochan la calle San Diego. La fila desde el Teatro Cariola ya daba vuelta a la cuadra, mientras en el suelo se visualizaban las primeras poleras, magnéticos y cervezas en lata antes de entrar. El ingreso se nutre con un pasillo completamente adornado por los emprendedores que ofrecían vinilos, CDs, parches de bandas, candelabros, pulseras, tachas, poleras oficiales, libros y todo lo que el merchandising y la creatividad pueda entregar, logrando comprender desde el inicio que este evento está pensado para y por fanáticos del metal extremo.

 

WE ARE THE MONSTER. Y sí, lo son.

Es una joven agrupación santiaguina con sonidos predominantes de metalcore, con algunos toques nu-metal modernizados, que destacan enormemente por su impactante propuesta visual y energía de su puesta escénica. A las 15:45 hrs se apagan las luces dejando en la pantalla las letras WE ARE THE MONSTER y comienza a sonar su intro, que hizo saltar a los presentes por el altísimo y ensordecedor volumen. Salen a escena sus cinco miembros, ostentando sus llamativos trajes, cada uno con caracterización propia, para dar rienda a “Burn in the End” con una potente y firme voz por parte de su vocalista Zero, continuando sin reparos con “One Last Song” en una muy cuidada puesta escénica. Cada miembro en sus personajes e instrumentos, intimidando con sus miradas monstruosas y sonidos poderosos. En su saludo al público agradecen la buena asistencia y recalcan la hermandad del metal, sin hating y solamente apoyo mutuo. Prosiguen con “My Nightmare” en una excelente performance de su tecladista Anaxor, que une ambientalmente todo el poder de las cuerdas y las vociferaciones de Zero. Continúan con “Fearless”, la que tiene su propio videoclip y habla del sentimiento de injusticias sociales, como motor para canalizar la rabia en salir adelante, y cierran finalmente con “Fire” con el desatado Maldito Maloso mirando de forma desafiante a los asistentes que los vitoreaban y a esa hora ya llenaban completamente el sector de la cancha.

WATAIN: La ceremonia a Satán.

Cinco minutos antes de la hora oficial ya sonaba la música de entorno a un oscuro dark góspel, con las luces idas y el gran logo de fondo iluminando con un rojo color de sangre las enormes cruces invertidas que se alzaban en la extensión del escenario. Hace su ingreso Erik «E» Danielsson con su antorcha, prendiendo las velas que coronaban cada cruz, las velas del satánico altar a los pies de la batería, y elige a quien en el público tuvo el honor de recibir la antorcha ceremonial, mientras el resto de miembros daban la espalda al público y presentaban sus respetos al altar. Suena la marca de la batería y se lanza con toda la blasfemia de “Ecstasies in Night Infinite” de su último álbum The Agony & Ecstasy of Watain del año 2022, y el Teatro Cariola parecía venirse abajo. En cortes de acto ceremonial continuaban sonando “Hymn to Qayin” y la rockanrolleada “Legions of the Black Light”. Cada una vitoreada por sus seguidores que mantenían las manos en alto con la señal de cuernos y otras de blasfemia satánica. Comienza “Devil’s Blood” en un acto nuevo de invocación y magia negra, que corona la jornada entre la música lanzando la sangre del cáliz sobre el público, en donde las primeras filas quedaron impregnadas del rojo color y que incluso algunos mantuvieron sobre sus caras durante el resto de la jornada en señal de respeto y honor. Pasaron de la misma forma “Black Flames March”, “The Howling” y “Serimosa”, hasta que la ira del mosh se desató con “Total Funeral” que era seguida palabra a palabra por el público, quienes habían pasado de caras de absortos a la ira desatada hasta finalizar la negra ceremonia con “Malfeitor” en una presentación maldita y corrompida, pero de respeto solemne, que evocó y glorificó a Satanás en todas sus fauces.

ASPHYX: Pútrido Death Metal

Solamente bastó que Martin van Drunen gritara “We are Asphyx and We Play Death Metal!!!” para que el mosh más infernal de la jornada se desatara mientras arrancaba “The Quest of Absurdity” seguida inmediatamente por “Vermin” de su álbum debut The Rack de 1991, entendiendo que el seguidor acérrimo siempre quiere el clásico sin previas y directo a la vena. Por esa misma razón, no importaba que el teatro estuviera que reventaba de gente en cancha, plateas y palcos, el calor sofocante y el poco espacio no mermaban los deseos irrefrenables de hacer como fuera un espacio al mosh que no paró en ningún momento, en lo que fue una nutrida clase del death metal que se hace en la calle, sin trucos pirotécnicos ni pretensiones técnicas, uno directo que no da tregua, es tocar como nace desde las vísceras y escupirlas hacia los presentes, que entregan de vuelta toda su energía de headbanging y pits sin parar. El final trajo una tríada maravillosa con “Forerunners Apocalypse”, “The Rack” y “Last One on Earth” dejando un tremendo y nauseabundo aire de death metal y adrenalina.

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NE OBLIVISCARIS: La belleza del bien y el mal

Banda australiana que era la encargada de entregar los matices finos del metal progresivo en su veta extrema. A pesar de ser la banda más distinta del cartel, fue la más coreada y cantada por el público, quienes pudimos deleitarnos con una impecable, exquisita y cuidada presentación de riffs rabiosos y armonías delicadas, en una pelea constante de contrastes entre el bien y el mal, representados por una parte por las voces guturales y profundas de James Dorton, que hacían recordar muchísimo al trabajo de AMORPHIS, y por otro lado, por el violín y las voces delicadas de Tim Charles, que jugaron durante toda la presentación con su contraposición de sonidos y mundos. Riffs pesados y complejos, junto con una endiablada batería que no daba tregua con sus fills y blast beats, mientras las cuerdas presentaban la hermosura de melodías y armonías que se entrelazaban en los oídos, en una amalgama plena de música furiosa. Tanto musical como visualmente, fuimos testigos de una maravilla de eclecticismo, la conversión perfecta de dos mundos que te llevan a un viaje representativo por canciones que hacían danzar el cerebro con diversas imágenes, que fue vitoreada y ovacionada hasta el cansancio por el teatro que ya no daba más cabida a gente.

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ENSLAVED: El Arribo Vikingo

Es una banda noruega que, como buena escuela escandinava, aborda la temática vikinga como motor principal. Estuvimos presenciando una clase magistral de mezclas de sonidos black metal con mucha progresión y altamente cuidada por sintetizadores que controla el mismo cantante Grutle Kjellson y se mezcla con las capas de un teclado atmosférico que nos hacía incluso sentir que estábamos al aire libre en una fría noche de invierno en la nieve, aun cuando la temperatura del público probablemente superara los cuarenta grados. Era sorpresivo el uso de efectos vocales que distorsionaban la voz hasta que se mezclaba de forma hermosa con los sonidos del sintetizador, mientras el bajo hacía una base estruendosa al ritmo de los blast beats. Una presentación que incluso a los asistentes más clásicos que venían a escuchar metal en la esencia originaria, los dejó atónitos ante los noruegos.

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UNLEASHED: La escuela del Death Metal Sueco

Para nadie es indiferente la importancia del nacimiento del death metal en Suecia, con exponentes como DISMEMBER, MORBID o NIHILIST, y tuvimos la suerte de presenciar a uno de sus más altos exponentes. Suena un redoble de tambor y arrancan con toda la carne a la parrilla sonando “To Asgard We Fly” para que el mosh demoledor que se había perdido por un tiempo, retomara con mayor fuerza, haciéndose más enorme a medida que pasaban “Lead Us into War” en un espectáculo que parecía una batalla campal de gente girando, mientras recibían sobre sus cabezas cervezas lanzadas por el público, poleras, chaquetas y hasta lentes. A Johnny Hedlund se le veía muy compenetrado con el público, dándose tiempo de hablar y compartir entre cada canción, lo que parecía algo extraño, considerando que la noche anterior, en Colombia, solamente habían tenido tiempo para tocar 3 canciones antes de que tuvieran que retirarse debido al toque de queda en la ciudad. Llega el momento de “Into the Glory Ride”, en donde luego de agradecer a los presentes, recibe un enorme cuerno lleno de algún líquido en su interior, que se pone a beber hasta saciar su sed y luego de ofrecer a quienes aún aguantaban en la primera línea, envía todo el resto del contenido hasta intentar alcanzar a la gente que daba la vida en el pit. Un cierre que vendría de la mano de “Death Metal Victory” en donde hasta se dieron el tiempo de enseñar y jugar con el coro con todo el público rendido a sus pies, y coronaron con la increíble y clásica “Before the Creation of Time” entregando un cierre perfecto, para todos quienes ansiaban la oportunidad de ver a esta leyenda.

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Es increíble pensar en lo que se logró rescatar como jornada, ante el fallido intento de traer 40 bandas a Chile. La buena organización y dedicación de personas del rubro nos entregaron una muestra de 5 de ellas (más una nacional) en estilos muy distintos de su música, en donde incluso sus seguidores no convergen mucho, pero quedó demostrado que en Chile tal vez sí estamos preparados para festivales extremos de diversos estilos, logrando repletar la venta de entradas y siendo un éxito en su totalidad hasta el final.

Review: Jaime González
Fotografías: Mauricio Mendez

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