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VENOM en Chile: Entrega tu alma a los dioses del Rock´n Roll

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Cómo no hacer un paralelo con el comienzo del Combat Tour de 1985, en donde la gente ingresaba al recinto atestadas de poleras luciendo a Baphomet, y lo que pasaba anoche en la entrada del Teatro Teletón. Lo que antes podíamos ver en un VHS presionando a fondo el botón de Tracking, para que la imagen de la cinta se pudiera ver más estable, estaba sucediendo nuevamente en nuestro país, con la tercera llegada de Cronos a nuestras tierras.

Flageladör: El flagelo sónico.
Desde Brasil, llega esta agrupación que hoy tuvo el honor de abrir una legendaria jornada. Con puntualidad británica comenzaban los primeros cortes Speed Metal Underground de su canción homónima, un sonido pulcro y ensordecedor, prendía a los primeros asistentes. Armando Exekutor (guitarrista líder y cantante), ostentaba una capucha de verdugo, en una propuesta escénica oscura y aguerrida, para en 30 minutos repasar parte de sus 5 discos, sin parar, con canciones que incluían “Queimando nas chamas do Heavy Metal”, “Assalto da Motosserra” y “Unidos pelo Metal”, que daban una apertura perfecta para amantes del sonido de Carrion, o Vectom.

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Warbringer: El desenfreno del Thrash del nuevo milenio.
Segunda vez que teníamos a los norteamericanos en nuestro país, quienes, con 20 años de carrera, mantienen una nutrida discografía de 6 placas en estudio. Desde su arranque con “Firepower Kills” los asistentes comenzaban a chocarse en los primeros intentos del Mosh, que lograron ser completamente circulares en “Crushed Beneath the Tracks”. El sonido era potente, con un baterista pegándole a la vida en cada tambor y un doble bombo que retumbaba en el pecho, con bastante trigger, dejando distinguir perfectamente cada uno de sus demoledores sonidos. En cincuenta minutos de presentación, lograron desatar todo el Thrash Metal de sonido cercano al de Violator y Nuclear Assault, que tras un cierre avasallador con “Total War” y “Remain Violent”, dejaba el ambiente inmensamente caliente para el infierno que se acercaba.

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Venom: La hora de las brujas, la oscuridad y Satanás.
Haciendo ruido con sus instrumentos es como Cronos, Danté y Rage quisieron comenzar en medio del vitoreo del público, quienes esperaban el momento para gritar fuertemente con el alma “Black is the night, Metal We Fight…”. Era real, estábamos comenzando una de las canciones más insignes de toda la historia del Metal mundial, la legendaria “Black Metal”, de su álbum del mismo nombre que en 1982 causó furor y más tarde serviría de inspiración para bautizar la nueva corriente del Metal extremo. El fervor que causó este inicio es indescriptible, la manifestación propia de la adrenalina saliendo por nuestras bocas, en gente que probablemente nació con este tema en su senda metalera y que se transportaba inevitablemente a sus momentos de adolescencia donde se vio cautivado ante semejante derroche de oscuridad y, de esta forma, entregamos nuestras almas a los dioses del Rock’n Roll. Seguiríamos con una afectuosa bienvenida a entrar al mismísimo Infierno con “Welcome to Hell”, también homónima de su primer álbum de estudio en 1981 y fue puntapié inicial de toda una historia que sería homenajeada en vida, hasta el cansancio, por cientos de bandas en el futuro. Avanzamos a 1982, para rendir pleitesía a la única deidad posible aquella noche “In nomine Satanas”, para saludar al mismísimo demonio.
Actualizando a su más reciente álbum del 2018 Storm the Gates, revienta “Bring Out Your Dead”, que serviría como antesala, para que los cánticos se elevaran nuevamente con “One Thousand Days in Sodom” gritada con los puños en altos, remarcando poderosamente su final: ¡SODOM!. “100 Miles to Hell” era lo que necesitaba el público para recuperar el aliento y crear el ambiente propicio a sentir de fondo la voz de Baphomet hablando y debatirnos en una historia de desesperanza por la muerte prematura, en donde estar enterrado vivo y nadie pueda escucharnos sugiere una narrativa de horror y desesperación, punto álgido de introspección que provoca “Buried Alive”, aunque el estado no duraría mucho, porque irrumpe a toda máquina y sin descanso, “Don’t Burn the Witch”, proclamando el poder de las brujas y la persecución sufrida por parte de engendros que solamente creen en un dios irreal, que era cantada con la rabia necesaria desde los asistentes, entendiendo el trasfondo de horror histórico y mágico que contenía la carga de sus palabras, para cerrar esta tripleta ochentera con “Leave Me in Hell”, donde la invocación presente es el evitar nacer a toda costa y poder permanecer en el estado previo, viviendo en el infierno, entendiendo lo perturbador que puede ser la vida y dejar la comodidad que representa el demonio como padre y la miseria y sufrimiento de la madre humanidad.
Nuevamente el descanso eufórico se manifiesta con “Suffering Dictates”, para que la algarabía estallara con la narración de la Condesa Báthory. Resonaba con poder en todo el Teatro Teletón la potente “Countess Bathory”, que saca escalofríos, por la historia de una mujer que atraía a jóvenes vírgenes a su castillo, para que luego de alimentarlos, por las noches drenar su sangre. La que serviría de baño posterior, manteniendo su eterna juventud, en una vida autoimpuesta al sufrimiento por la piel agrietada y descascarada, en un ritual de puro satanismo, en la que probablemente es la historia más macabra profesada por estos pioneros del oscurantismo llevados al Metal. Y cerrando falsamente su presentación, proclaman con “Warhead” su breve salida.
El público deseaba más y como un acto reflejo, en vez de corear el nombre de la banda para que volvieran, u otro cántico de estadio usado con tal fin, se comienza a escuchar desde los presentes sin cesar y al unísono “EVIL! IN LEAGUE WITH SATAN!” una y otra vez, sin descanso. Y cobró los frutos deseados, porque teníamos nuevamente el trío de leyendas sobre escena, con Danté haciendo lujos en su batería durante toda la presentación, golpeando hacia arriba los Crash y haciendo malabares con las baquetas, mientras Cronos daba vida su declaración de principios llevada al primigenio black metal de “In League with Satan” que tenía a todas las almas vociferando sus palabras, mientras con el puño en alto dejaban menear sus cabellos en el más lóbrego headbangging. Y el final no podía ser otro, debían encender en el Averno las esencias de los condenados por opción propia, presentes esta noche, la canción que Slayer usaba en sus giras de los años 80’s como cover y homenaje a una de sus principales influencias, corre con fuerza el doble bombo y cuerdas galopantes de “Witching Hour” y el mosh se desató cuanto lograba permitir la cancha escalonada del recinto, entre gente que necesitaba descargar su energía provocada por los dioses presentes desde el Tártaro, en donde algunos pasaban por las cabezas de la multitud aglomerada en Stage divings descontrolados. Una fiesta diabólica total.
La historia cuenta que Carla LaVey (hija de Anton LaVey, creador de la Iglesia Satánica), escribió una carta a Venom, agradeciéndole la salida de su primer disco, porque su música y portadas habían hecho más por el satanismo, que su propia iglesia durante años y no habían logrado algo tan directo y ofensivo para la moral cristiana como ellos. Podríamos llenar 20 páginas de bandas enormes que vieron su mayor inspiración en Venom para crear su música y senda, Metallica, Slayer, Sodom, Mayhem, Helloween, además de inspirar el nacimiento de completas sendas nuevas en la música, como el Speed Metal, Thrash Metal, Death Metal, Black Metal e incluso algunos más, posteriores. Su importancia histórica no tiene límites hasta ahora, así que no queda más que sentirnos privilegiados por haber podido asistir nuevamente a quienes han hecho más por nuestro género musical, que cualquier otro estandarte nacido de un conservatorio. ¡Respeto total!.

Review: Jaime Gonzalez

Fotografías: Mauricio Mendez

 

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