Live Reviews
SOEN en Santiago: Noche de Virtuosismo Catártico

Pocas bandas pueden venir 4 años seguidos y llenar dos recintos nuevamente en una misma ciudad, eso habla de la conexión especial que tiene SOEN, con una fanaticada que sigue en aumento y se entrega ante la densidad de sus profundas letras. El cartel a medida que avanzaba el tiempo, se iba nutriendo de nuevos nombres en ella, es así como se sumaron los americanos de BARONESS, los trasandinos de IN ELEMENT y, finalmente, ante la bajada de CRISÁLIDA, el honor nacional lo tuvo la vuelta de MATRAZ.
MATRAZ
Las condiciones y el azar traerían al cartel principal, la confirmación de MATRAZ como representante nacional de la jornada. El anuncio dejaba un sorpresivo sabor, dada la proximidad de la fecha y, para muchos, la banda se mantenía en receso.
Con una gran performance y alrededor de 100 asistentes, la agrupación sale a escena con la canción “Gritaré”, que abre su disco de igual nombre y se encuentra en la celebración de sus 20 años de historia, con la formación original de ese tiempo. Claudio Cordero, uno de los próceres más importante nacionales de las 6 cuerdas, hace gala de todo su talento de ejecución y la importante trayectoria escénica que lo ha catalogado como guitar hero nacional. Todos muy compenetrados en su presentación, que los hacía entrar en las complejidades sonoras de su rock progresivo, sin marcar los tiempos, sino que a solamente una mirada, podían entrar al unísono en cada corte y haría pasar “Redención” y “Trazma” con una impecable presentación. Loreto Chaparro, su cantante y frontwoman, es un ejemplo de impostación vocal y energía, tenía a todos los presentes impactados por la pulcritud que presentaba en cada canción, desbordando talento y disciplina, terminando con “Amanecer”, canción que abre el disco “Tiempo” (2000) y se basa en la musicalización del poema homónimo de Gabriela Mistral, que sacó aplausos espontáneos ante su nombramiento. Una tremenda partida a la jornada espectacular que se materializaba.
IN ELEMENT
Antes de la hora publicada, el cuarteto trasandino/chileno, subía al escenario, para presentar todo el poder del death metal melódico, con tintes de metalcore, que le daba un carácter más agresivo al cartel. Entran fuertemente con “Traitors Slayer”, que dejaba en claro el tenor de su presentación, agresividad extrema, voces mezcladas entre el carraspeo y el growl, en potentes distorsiones vocales, mezcladas con pasajes de voces limpias, y cortes musicales que pasaban por el Groove e incluso zonas del blast beat muy fiero, en su segunda venida a nuestro país.
Charlie B es un frontman innato, que sabe compenetrar fácilmente con el público y mantener constantemente un diálogo con ellos de forma amable y empática, en contraste con su potente voz y agresiva performance en cada canción, en donde, hasta se dio el tiempo para regalar poleras al público y bromear indicando que “sentía las pocas unidades regaladas, pero su país se mantiene en crisis económica que no les permitía más”. Con un sonido crudo y poderoso, hacía retumbar el recinto, que apostaba por al menos 250 personas que seguían su presentación con energía y respeto, destacando la performance de su bajista David Balboa, quien a pesar de tocar con uñeta, hacía tronar las cuerdas como si de slap a dedo se tratara su técnica, sacando sonidos muy afilados y agudos, ante lo grave de la guitarra.
Una correcta presentación para esta banda que ya ha visitado 25 países distintos en su historia y que culminó con “Fear is the Virus”, sacando aplausos espontáneos del respetable, quienes ya mostraban su ansiedad por lo que se vendría posteriormente.
BARONESS
Oriundos de Georgia, Estados unidos, y representantes férreos del sludge metal muy progresivo, BARONESS llega por segunda vez a nuestro país, con una importante cantidad de fanaticada que se volvía loca con la partida de “Last Word” de su disco Stone (2023) y saltaba sin parar cantando sus letras enérgicamente.
Liderados por John Baizley, atronador cantante, intenso guitarrista y cercano con la gente, presentaba una impactante performance, muy compenetrado con cada una de las secciones de sus canciones y que conectaba perfectamente con la sutileza de Gina Gleason en las armonías de las guitarras, quién también se robaba constantemente la atención por la vigorosa forma de manifestar su instrumento, gritar a viva voz al público alentándolo a vivir sus historias y mantener una perfecta sincronía musical. Así pasaron canciones como “March to the Sea”, “Shock Me” y “Chlorine & Wine“, que tenían, muy prendidos a los presentes, muchos de ellos demostrando que la banda principal por la que habían asistido, era la que se presentaba actualmente ante sus ojos y el resto solamente adornaban el cartel.
El cierre, estaría preparado con “Isak” y “Take My Bones Away”, de una intensidad demencial, Baizley golpeando sin parar la guitarra, mientras Gina manifestaba complejos soleos y perfectas armonías poco comunes y no se puede dejar de destacar el trabajo de Sebastian Thomson en la batería, que mostraba una técnica impecable, usando solamente un pedal y bombo, pero que no tenía nada que envidiar a bateristas más complejos que hacen del doble bombo su vida o triguean su sonido para dar mayor potencia. Un show firme y eficaz que dejó tanto a sus seguidores, como a quienes los conocieron en el momento, con un tremendo buen sabor de haber presenciado una banda que merece un reconocimiento mundial, mucho mayor del que han obtenido hasta ahora. Probablemente, con una nueva cantidad de nuevos seguidores, luego de tan buen espectáculo entregado.
SOEN
No cabía un alma más en el Teatro Coliseo y las risas, murmullos de la multitud y gritos de espera se convirtieron en un vitoreo cuando las luces se apagaron y comienza a recitar el poema “Do Not Go Gentle Into That Good Night” para que con altísimo volumen sonaran los primeros acordes de “Sincere” y la adrenalina gobernara nuestros cuerpos. Joel comienza a cantar la poderosa línea que le da vida en conjunto con todos los presentes, entre saltos y alegría, que hacía del momento una poderosa sinergia entre público y banda. Sin bajar la intensidad del momento comienza “Martyrs” de su álbum Lotus (2019), la gente siguiendo con las palmas las secciones más acústicas que dejaban a los integrantes mirando la escena con sonrisas en sus caras, claramente emocionados por la respuesta del público que tenían en frente. Luego de saludar, para poder compenetrar más con los presentes, suena “Savia” de sus días primigenios en el álbum Cognitive (2012) que contó en sus líneas con el experimentado Steve DiGiorgio, pero que ahora hizo gala de su introducción el gran solo del recientemente reingresado Stefan Stenberg, en un gran momento de introspección que se llevó a cabo con mucho respeto. Pero Soen no venía a vivir solamente de sus clásicos, sino que a promocionar su último disco Memorial (2023) y llega con su canción homónima que habla de la fragilidad humana y la fuerza que se encuentra en momentos difíciles de la vida.
Continuando con las letras introspectivas y de gran carácter llega “Lascivious”, en un momento de lujuria plena, demostrando cómo la música es capaz de entrar en tu sistema nervioso y entregar sensaciones libidinosas solamente por medio de sus armonías y una potente escritura. Y es que, si de sensualidad de voces hablamos, Joel Ekelöf gana con creces, tanto en performance, como actitud y talento vocal, que mezcla potencia, contención, momentos de climax y susurros propios de un excelente control de su orgánico instrumento. Pero había que volver a la adrenalina y llega con fuerza inquebrantable “Unbreakable”, desatando nuevamente al público cantando a todo pulmón sin parar, correando y declarando que son su armada inmutable, cuando encuentran algo en qué creer. Y sin para la intensidad, apostando a que no deben dejar de hacer que los presentes canten con ellos durante todo el recital, llega “Deceiver”, con su alusión a la extinción del propósito causada por la pérdida de alguien y cómo es necesaria la fuerza de voluntad para responsabilizarse de los actos y encontrar la redención para seguir adelante, una belleza en todos los sentidos.
SOEN nos había prometido hacer dos setlist distintos para sus presentaciones en Santiago y si bien, la noche anterior decidieron seguir con la intensidad y presentarnos “Lumerian”, canción con la que no venían girando y tuvimos el honor de presenciar en Chile como afortunados, el Sábado apostaron por un acto más íntimo regalándonos otra canción que no venía en su gira, como es “Vitals”, muy suave e hipnotizante. Y otra que no estuvo presente la noche anterior, la belleza de “Monarch” con un ímpetu que no dejaba bajar la guardia. Claramente no querían perder el ambiente y hacer de esto, una noche muy íntima continuando con “Illusión”, hacía lujo de las armonías dedicadas y perfectas, un soleo seguido por el coro del público que se sabía de memoria cada una de sus notas y un final de emociones a flor de piel, seguida de “Modesty” en una larga sección de letras que invitan a no caer en lo peor de la humanidad y convertirnos en monstruos insufribles y, por supuesto, para finalizar esta sección, no podía ser otra que la coronaciónde “Lotus”, la que fue acompañada con las luces de celulares de todo el recinto y cantada por muchos con ojos cerrados y algunos ojos humedecidos, para un cierre perfecto.
Pero las sorpresas preparadas superaban las expectativas, vuelven del encore para dar vida por primera vez en el país, una canción que solamente han tocado en vivo 3 veces en su historia y, además, contar con una invitada especial, la increíble Amapola Azul, para dar vida a “Unholled”. Indudablemente el punto más álgido de la jornada, en donde Amapola estuvo por encima de lo esperado en su nivel de canto, acompañando a un compenetrado Joel, en donde la tensión se hacía música al ritmo de las armonías de Cody Lee Ford. Un momento que, probablemente la artista nacional guardará por siempre en su memoria, como uno de los días más importantes y emocionales de su vida. Continúan con una nueva canción que no había estado antes en el set, “Jinn”, única elegida de su disco Lykaia (2017), muy bien recibida por sus fanáticos más acérrimos.
El cierre debía ser potente y con violencia, los elegidos son los que normalmente ponen la cuota de inyección adrenalínica a sus shows, primero con “Antagonist” que llama a encender las armas y no corear, sino que gritar desde las vísceras y con el puño en alto su sección “Wuoh ohó wuoh oh ohó…” en un momento realmente ensordecedor y culminar con “Violence”, un cierre muy esperado, que se llevó completamente el orgullo de los presentes, que dieron hasta lo último, siempre con un poco de violencia.
Una jornada que nos hizo navegar en un tremendo mar de emociones, por distintos sonidos, estilos y formas diversas de manifestar estados inherentes al ser humano, por medio de la música, sus armonías y sus calidades vocales. Un cierre que dejaba caras sonrientes por doquier y humedecidos ojos en los presentes, que plasmaban el nivel de satisfacción interno que solamente la calidad musical excelsa, es capaz de entregar al enterrado interior que tiene miles de corazas que atravesar, pero logra llegar en donde somos capaces de sentir.
Review: Jaime González
Fotos: Durney Shot